Tristan Vukcevic, el niño que se graduó en el clásico

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El pasado mes de marzo se celebraron tres cumpleaños casi consecutivos en la plantilla del Real Madrid de baloncesto. El día 9, Usman Garuba cumplió 19; el 11, Tristan Vukcevic alcanzó la mayoría de edad; y, el 16, Felipe Reyes llegó a los 41 con la camiseta blanca, más que nadie en la historia del club, cuatro años más en el dni que los dos canteranos juntos. Este domingo, en el Palau y sin el capitán en la convocatoria, Vukcevic y Garuba formaron la pareja interior más joven de la historia de un clásico en la ACB. Ambos resultaron clave en la victoria madridista ante el Barça, con 11 puntos cada uno y un asombroso despliegue de personalidad en un duelo formidable. Nadie en el equipo blanco se acordó de Gabriel Deck, ya en EE UU para firmar por los Thunder, ni de Vincent Poirier, que llega este lunes a Madrid para arrimar el hombro en una temporada que los de Laso han convertido en una oda a la resiliencia. Un curso de salidas, lesiones y problemas que los más jóvenes han aprovechado para devorar etapas de crecimiento y poner en valor el talento de la fábrica dirigida por Alberto Angulo.

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El del Palau fue el partido número 109 de Garuba con el Madrid entre todas las competiciones. Pero era solo el noveno de Vukcevic, que dejó la impronta de estrella emergente en su bautismo en la élite. Una graduación para él. La actuación del ala-pívot, de 2,09m y apenas 100 kilos, fue de esas que marcan un punto de inflexión: +15 para su equipo con él en pista. “No me sorprende lo que han hecho Usman y Tristan porque les veo todos los días. La grandeza del club está en eso: en tener jóvenes capaces de mejorar cada día y de estar preparados para jugar en el primer equipo. Los últimos años hemos incorporado a muchos de ellos que nos ha dado mucho viniendo de atrás, de la cantera. Confiamos en estos chicos porque llevan muchos años trabajando para poder competir a este nivel”, analizó Laso tras el partido, entre el reconocimiento y la templanza. “El último triple de Tristan, en el momento en el que arma el tiro, estaba convencido de que lo iba a meter”, completó el técnico.

Tristan llegó al equipo cadete del Madrid en 2018, con apenas 15 años, procedente del Olympiacos. Nació en Siena (Italia), pero tiene nacionalidad sueca por parte de madre y pasaporte serbio y griego por parte de padre, Dusan Vukcević, un alero de clase que llegó al Madrid de Sergio Scariolo en 2001 para sustituir a Marko Milic y apuntalar un perímetro de lujo en el que estaban Raúl López, Sasha Djordjevic, Alberto Herreros y el propio Alberto Angulo. El mismo verano en el que Pau Gasol partía a la NBA. Dusan no tuvo recorrido en aquel equipo y solo jugó una temporada de blanco. Al curso siguiente firmó por el Montepaschi y, allí en Italia, vino al mundo Tristan, el niño que asombró este domingo ante el Barça de Pau. De inicio, los focos del clásico iluminaron al tótem del baloncesto español en su regreso a la ACB 20 años después, pero, con el paso de los minutos, el temple, la mano (3 de cinco en triples), el carácter y los números del canterano madridista (cuatro rebotes, una asistencia, una recuperación, un tapón y cinco faltas recibidas) se llevaron el protagonismo, junto al vigor desatado de su compañero Garuba. Misma pasión. Parecido recorrido.

En octubre, Vukcevic se convirtió en el 15º canterano en debutar en partido oficial con el Madrid en la era Laso tras Dani Díez, Alberto Martín, Willy Hernangómez, Santi Yusta, Jonathan Barreiro, Luka Doncic, Dani de la Rúa, Dino Radoncic, Samba Thiago, Melwin Pantzar, Mario Nakic, Usman Garuba, Boris Tisma y Matteo Spagnolo. Con menos de 10 partidos en la élite Tristan ya ha batido una plusmarca. Ante el Barça se convirtió en el jugador más joven en anotar 11 o más puntos en un clásico, superando a Roger Esteller y Luka Doncic. La cantera como pieza fundamental del engranaje, como explica Laso cuando desarrolla su fórmula. “Hay una idea que no es puramente baloncestística, pero es la fundamental. La exigencia de ser siempre competitivos”, desarrolla el técnico madridista. “Esa autoexigencia y el deseo constante de ser mejores se ha mantenido todos estos años porque hemos creado las condiciones necesarias para ello en el equipo. Cada año hemos incorporado a jugadores jóvenes que empujan desde abajo y anhelan jugar en el Madrid; hemos tenido paciencia con ellos y con los fichajes, aunque les costara al principio, hasta hacerles ser parte importante… Esa es la base para que el trabajo baloncestístico, técnico y táctico se haya ido adaptando después a las cualidades de cada jugador y del grupo que forman entre todos”, cuenta Laso.

Una rueda de veteranos y noveles, como reza el verso del himno madridista, que quedó resumida por el propio Vukcevic en el mensaje de felicitación que mando a su capitán por su 41 cumpleaños: “No solo hoy Felipe Reyes me ha dado clases en el poste bajo. Lleva dándome clases todos los días durante siete meses, dentro de la cancha y fuera también. Un honor poder aprender de ti. Feliz cumple”, escribió el canterano en sus redes con un vídeo de la tutela diaria que recibe en Valdebebas. “Es un placer trabajar con chavales que tienen ganas de aprender y que van cada día a entrenar a darlo todo. Tú eres un claro ejemplo de todo esto. Si sigues trabajando igual de duro y con la misma humildad que ahora llegarás hasta donde te propongas”, le respondió Felipe. La fábrica madridista no deja de producir.

No era solo hoy que Felipe Reyes me ha dado clases en el poste bajo, lleva dándome clases todos los días por 7 meses (no solo por cosas dentro de la cancha pero fuera también) Un honor poder aprender de ti, Feliz Cumple @9FelipeReyes 🙌🏼 pic.twitter.com/sizs81QcFO

— Tristan Vukcevic (@VukcevicTristan) March 16, 2021

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