Sunak se niega a entregar los WhatsApps de Boris Johnson y desafía legalmente a la comisión que investiga la pandemia

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Ocurre siempre con Boris Johnson. Lo que para el actual Gobierno del Reino Unido se ha convertido en un desafío legal de primer orden, para el ex primer ministro es una oportunidad de saldar cuentas con sus enemigos. Y, como en otras ocasiones, haciendo trampas. El Ejecutivo de Rishi Sunak ha decidido negarse a entregar a la comisión independiente que investiga la gestión pública de la pandemia, presidida por la ex magistrada Heather Hallett, los mensajes de WhatsApp que Johnson intercambió con asesores científicos y otros miembros de su Gabinete. El plazo de entrega finalizó este jueves a las cuatro de la tarde (cinco de la tarde, horario penisular español). Veinte minutos después, Downing Street emitía un comunicado que explicaba los motivos de su rechazo a entregar los WhatsApps. “La Oficina del Gabinete [encargada de coordinar la tarea del primer ministro y el resto de ministerios] ha solicitado permiso para llevar a cabo una revisión judicial de la orden [de la comisión]. Lamentamos tomar esta medida, y aseguramos de nuevo que seguiremos cooperando plenamente con la comisión, tanto en el tiempo en que los tribunales diriman la cuestión jurisdiccional que planteamos como después”, aseguraba el texto.

Es la primera vez que un Gobierno británico desafía en los tribunales la tarea de una comisión independiente de investigación. El equipo de Sunak está convencido de poseer argumentos de fondo para resistirse a la entrega de los WhatsApps. Consideran que sentaría un grave precedente para la tarea de futuros Gobiernos. En su momento, ya respondieron a la jueza Hallett que muchos de los mensajes contendrían “información sin ninguna duda irrelevante”, en algunos casos relacionada con cuestiones personales de los ministros. Downing Street ha ofrecido que fueran sus propios abogados los que decidieran qué material entregaban y cuál no. “[La petición] supone una intrusión sin base legal en aspectos de la labor del Gobierno ajenos a la pandemia. Y una intrusión en las expectativas legítimas de privacidad y de protección de la información personal”, ha argumentado la Oficina del Gabinete.

La magistrada cree que debe ser la comisión la que determine la relevancia de los textos, y una gran mayoría de expertos jurídicos respalda su argumento y vaticina el fracaso del Gobierno en los tribunales. “Si llega a la conclusión de que alguna parte de ese material deber ser hecho público porque concierne al interés general, dudo mucho que los tribunales invaliden su decisión”, ha asegurado a la BBC el ex magistrado del Tribunal Supremo, Jonathan Sumption.

La maniobra de Johnson

El ex primer ministro, a través de sus portavoces, ha hecho pública su petición al Gobierno de Sunak de que entregara todos los mensajes que solicitaba la jueza, y los ha hecho llegar a Downing Street. Este mismo jueves, Johnson escribía a la magistrada y se mostraba “encantado de entregar tanto los WhatsApps como los diarios que habían sido solicitados”, en contra del criterio legal de Downing Street.

Poco después, sin embargo, se conocía que los mensajes entregados por Johnson solo abarcaban el periodo desde mayo de 2021 (un año después de que comenzara la pandemia, y cuando ya estaba claro que una comisión independiente investigaría la gestión del Gobierno). Todos los textos anteriores estaban en un dispositivo móvil del que el ex primer ministro tuvo que prescindir, por motivos de seguridad, después de que saliera a la luz que su número de móvil llevaba quince años circulando por internet. Desde entonces, dejó de usar ese aparato. Ahora, ha pedido a los técnicos informáticos del Gobierno que intenten rescatar su contenido, pero, de momento, con su maniobra, ha logrado poner contra la espada y la pared a Sunak.

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Durante la pandemia, el actual primer ministro era el ministro de Economía de Johnson, y tuvo una posición muy beligerante contra los confinamientos, por el daño que producían a la actividad del país. Johnson no perdona a Sunak que, con su dimisión, ayudara a precipitar la caída política del que hasta entonces había sido el político más popular de la historia reciente del Reino Unido. Con su jugada, Johnson embarra el terreno y pone en un compromiso a su sucesor.

“Después de trece años de escándalos de los tories, esta última cortina de humo solo es una táctica para socavar la tarea de la comisión de investigación”, ha denunciado la número dos de la oposición laborista, Angela Rayner. “La ciudadanía merece respuestas, y no otro intento de tapar la verdad”.

La organización Justicia para las Familias de Víctimas de la Covid-19 ha calificado la maniobra del Gobierno de “absolutamente obscena”. “¿Por qué está obstaculizando todo la Oficina del Gabinete? No queda más remedio que presumir que intentan ocultar pruebas que serían devastadoras para la reputación de Rishi Sunak, y que para ellos es más importante esto que salvar vidas en el futuro”, ha dicho la portavoz de la organización, Rivka Gottlieb.

Sunak, que participa en la capital moldava en la cumbre de la Comunidad Política Europea —que ha concentrado allí a medio centenar de líderes—, ha asegurado que su Gobierno “tenía confianza en poder defender su posición”. “Es realmente importante que aprendamos las lecciones de la pandemia para estar más preparados en el futuro, y lo haremos de un modo riguroso, pero también con transparencia y honestidad”, ha prometido el primer ministro británico.

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