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El Ingreso Básico Universal (UBI, por sus siglas en inglés) es una idea que ha ganado atención global en los últimos años, especialmente en el contexto de los avances tecnológicos y la automatización. Sam Altman, CEO de OpenAI, es uno de los principales defensores de esta propuesta, y recientemente ha respaldado uno de los estudios más grandes jamás realizados sobre el ingreso básico universal.
El estudio, respaldado por Sam Altman y liderado por Elizabeth Rhodes, se llevó a cabo a través de OpenResearch, una organización asociada a Altman. Este proyecto investigativo, que comenzó en 2016, proporcionó a 3,000 participantes pagos mensuales de $1,000 dólares o $50 dólares durante tres años en dos estados de EE.UU.
El objetivo principal era evaluar los impactos de estas transferencias de efectivo en diversos aspectos de la vida de los beneficiarios, incluyendo su salud mental y física, uso del tiempo, toma de decisiones, y actitudes sociales y políticas.
Resultados y hallazgos clave
Los resultados preliminares del estudio han demostrado varios beneficios del ingreso básico universal. Los participantes reportaron mejoras significativas en su bienestar general y estabilidad financiera. Asimismo, se observó un aumento en la capacidad de los individuos para tomar decisiones de vida más seguras y efectivas, así como una reducción en los niveles de estrés y ansiedad.
El estudio también exploró cómo estas transferencias afectaban aspectos como la criminalidad y las relaciones familiares, aunque los detalles completos se esperan en un informe final que será publicado a finales de este año.
Esta investigación ha sido crítica para entender cómo un ingreso básico puede mitigar los efectos adversos de la automatización y la pérdida de empleo debido a la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías avanzadas.
La propuesta del fondo de equidad americana
Altman no solo se ha enfocado en el estudio del UBI, sino que también ha propuesto una visión más amplia para la redistribución de la riqueza en el futuro, denominada el Fondo de Equidad Americana.
Este fondo estaría financiado a través de un impuesto del 2.5% sobre las empresas con altos valores de mercado y sobre el valor de todas las tierras privadas. Los ingresos generados se distribuirían anualmente a todos los ciudadanos mayores de 18 años en forma de pagos en efectivo y acciones de empresas, permitiendo así un uso flexible de los fondos para educación, salud, vivienda o emprendimiento.
Altman sostiene que, en un futuro donde la IA desempeñará un papel central en la economía, será crucial contar con mecanismos que aseguren una distribución justa de la riqueza generada por estas tecnologías. Esta propuesta también incluye regulaciones para evitar que las empresas evadan estos impuestos a través de paraísos fiscales o manteniendo sus activos en propiedad privada.
Impacto y controversias
La idea del ingreso básico universal y el Fondo de Equidad Americana han generado tanto apoyo como controversia. Los defensores argumentan que estos mecanismos son necesarios para enfrentar la creciente desigualdad y proporcionar un piso de seguridad económica en una era de rápidas transformaciones tecnológicas. Sin embargo, los críticos temen que estas políticas puedan desalentar el trabajo y aumentar la dependencia de las ayudas estatales.
La propuesta de Sam Altman y los resultados del estudio respaldado por OpenAI representan un paso significativo hacia la comprensión y posible implementación del ingreso básico universal. En un mundo donde la IA y la automatización podrían transformar radicalmente el mercado laboral, estas ideas ofrecen una posible solución para garantizar una distribución más equitativa de la riqueza y una red de seguridad económica para todos.
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