Pepe Candón, el triatleta que compite sin mirar

hace 2 años 44

El deporte no siempre fue de lo primero en la vida de José Manuel Pepe Candón (Medina Sidonia, 45 años). Hubo un tiempo en el que ejerció como teniente de Infantería de Marina, especializado en desactivación de explosivos, pero esos días quedaron atrás después de que en una fatídica jornada de 2011 perdiera a cinco compañeros en un accidente mientras se preparaban para un misión en el Líbano. Él mismo quedó gravemente afectado con quemaduras, sordera parcial, la pérdida de un ojo y del 15% de la visión en el otro. Secuelas permanentes que no han mermado una fortaleza mental que ahora emplea en el mundo del triatlón.

Antes del accidente, Candón, que desde hace años reside en Chiclana de la Frontera (Cádiz), practicaba el ciclismo de montaña por afición. “Un compañero del cuartel me propuso seguir montando en bicicleta. Se ofreció a ayudarme a dar una vuelta en un tándem. Comencé a salir así entre 2013 y 2014″, recuerda el exmilitar. Pasado un tiempo se animó a participar en competiciones de ciclismo de montaña, pero la negativa de la Federación Española de Ciclismo a dejar entrar a una persona con discapacidad visual le frenó en seco.

“Aquí en Cádiz hay un club de triatlón y algunos compañeros del cuartel estaban apuntados. Me dijeron que ya que no me dejaban competir en la bicicleta de montaña, que probara con el triatlón”, explica Candón. Eso fue justamente lo que hizo, pero una vez más se encontró con un “no”. Esta vez, de la Federación Española de Triatlón (FETRI) a la hora de competir. Decidido a demostrar que valía para participar a pesar de sus secuelas, asumió un reto todavía más difícil: las pruebas de Triatlón XTerra.

En este esfuerzo nunca ha estado solo. Han sido tres los guías que lo han acompañado a lo largo de los años, aunque fue con el actual, Jonathan Macías (45 años, Chiclana de la Frontera), que conquistó hasta dos veces -la última el 5 de diciembre 2021- el campeonato del mundo XTerra. Este recuerda bien el momento en el que comenzaron sus andaduras con Candón. “En 2018, cuando su anterior guía no pudo seguir por temas laborales, Pepe me preguntó si conocía a algún triatleta grande con experiencia para ser guía. Yo le dije que ese alguien era yo”, comenta Macías.

El compañero y amigo de Pepe es su gran apoyo en todas las pruebas. “Antes de la competición le ayudo a colocar todas las cosas. En natación vamos sujetos por una cuerda elástica en las piernas y le voy guiando hacia donde tiene que ir. En el tándem, tengo que ir avisando de los cambios bruscos de dirección, baches y sobresaltos para que él se los espere”, resume Macías. Esta dinámica les ha servido para reunir todo un palmarés y actualmente la Federación sí les permite competir a nivel nacional. Sin embargo, el ámbito internacional todavía les es inaccesible.

A Candón las limitaciones que les ponen le frustran enormemente. “Todo el mundo conoce nuestra problemática, pero a nivel internacional nadie mueve ficha. Tanto hablar de integración, inclusión y deporte adaptado para que luego me cierren las puertas y no me dejen participar. Además, las pruebas de triatlón cross de la federación son un tercio más cortas que las de XTerra. Yo estoy haciendo tres veces más distancia”, explica.

La comparación habla por sí sola: mientras que los campeonatos normales implican recorrer 500 metros a nado, 12 kilómetros en bici y tres corriendo, las XTerra son de 1500 metros a nado, 32 en bici y 10 corriendo. Que Candón y Macías puedan competir en los mundiales de XTerra y no en otros torneos internacionales se reduce a una simple cuestión de normativa. El actual objetivo de Candón y Macías es que les dejen ingresar en el campeonato de Europa de 2022 que tendrá lugar en Bilbao.

Al margen de lo estrictamente deportivo, el exmilitar considera que este año se le ha hecho especialmente cuesta arriba. Se reabrió el caso que investigaba el accidente que sufrieron Candón y sus compañeros. Le imputaron a él como responsable. “Tu estás preparando una temporada y de repente te piden seis años de cárcel y dos millones de euros de multa. Es algo que te destroza y destrozó a mi familia. Gracias a dios, las primeras resoluciones a nuestro favor vinieron bastante rápido”, comenta.

Conseguir financiar el presupuesto anual, que para ellos ronda los 21.000 euros, también supone una gran dificultad. “El triatlón es un deporte muy caro. Vivimos a expensas de subvenciones públicas y de sponsors. Se tiene que estar constantemente llamando a las puertas de otros, insistiendo y vendiendo tu producto”, relata Candón. Pero al margen de todas las cuestas, baches y curvas que aparezcan en su camino, el exmilitar no tira la toalla. Así lo asegura Macías: “Su principal fortaleza y debilidad es lo cabezón que es. Él se propone algo y hasta que no lo consigue no para”.

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