Es oficial: Honda y Nissan han vuelto a hablar de cooperación. Según informes recientes de medios internacionales, ambas compañías japonesas estarían considerando un nuevo acuerdo industrial en el mercado estadounidense, centrado en el desarrollo conjunto de una camioneta de tamaño mediano.
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Aunque las dos marcas ya han compartido algunas colaboraciones menores en el pasado, este nuevo acercamiento recuerda una propuesta anterior que no llegó a consolidarse: la idea de que Honda fabricara una pick-up en territorio estadounidense con apoyo logístico e industrial de Nissan.
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Ahora, con nuevas necesidades y presiones económicas, ese plan podría estar más cerca de concretarse.
La planta de Nissan en Canton podría ser clave
El posible proyecto en discusión giraría en torno al uso de la planta de Nissan en Canton, Mississippi, una instalación de gran capacidad que actualmente está lejos de operar a su máximo potencial.
Desde la salida de producción de la Nissan Titan, la planta ha visto reducida su actividad a cerca del 50%, lo que ha puesto presión sobre la marca para darle un nuevo propósito.
Allí entraría Honda, que buscaría aprovechar esa capacidad instalada para producir una nueva camioneta mediana basada en la arquitectura de la Nissan Frontier.
Esta colaboración le permitiría a Honda evitar los altos costos de levantar una nueva línea de producción desde cero, al tiempo que aumentaría su volumen de fabricación en Estados Unidos.
De hecho, para Honda no es la primera vez que surge esta alternativa. Durante los intentos de fusión con Nissan, que no prosperaron, la fabricación conjunta de vehículos fue uno de los puntos propuestos en la mesa.
En ese entonces, la estrategia apuntaba a reducir costos, mejorar la eficiencia operativa y hacer frente a políticas arancelarias impulsadas por la administración Trump, que afectaban directamente a los fabricantes japoneses.
Una pick-up con ADN compartido
Aunque los detalles técnicos del proyecto aún no están confirmados, los reportes sugieren dos caminos posibles. El primero, y más probable, sería una versión rebautizada de la Nissan Frontier con diseño exterior y acabados específicos de Honda.
El segundo sería una camioneta nueva, más ambiciosa, inspirada en la extinta Titan, pero adaptada a las necesidades y lenguaje de diseño de Honda.

Esta no sería la primera vez que un fabricante recurre a plataformas de otros para ingresar a segmentos estratégicos.
En el caso de Honda, su única propuesta actual en el segmento de las camionetas en EE.UU. es la Ridgeline, un modelo de chasis monocasco que no ha tenido gran aceptación entre los compradores que prefieren camionetas con bastidor tradicional para trabajo pesado.
Por eso, la opción de desarrollar una pick-up de chasis robusto y más convencional se presenta como una necesidad estratégica. De lograrse la cooperación con Nissan, Honda podría ingresar con fuerza a un segmento que le ha sido esquivo, y hacerlo sin incurrir en los costos de desarrollo e instalación de una nueva línea de ensamblaje.
Una alianza que podría beneficiar a ambos
Para Nissan, esta negociación representa una oportunidad de mantener activa una planta clave dentro de su red de producción en Estados Unidos.
Tras reportar pérdidas superiores a $4,500 millones de dólares, la compañía está en un proceso de reestructuración liderado por Iván Espinosa, quien ha sido claro en que se requieren nuevas estrategias para revertir la situación.
Por su parte, Honda podría acelerar su crecimiento en el mercado estadounidense de camionetas sin desviar recursos de otros proyectos, en especial los relacionados con la electrificación.
Además, producir localmente esta pick-up le permitiría evitar eventuales aranceles a vehículos importados, una amenaza constante en el marco de las tensiones comerciales globales.
Si bien por ahora no hay confirmación oficial de un acuerdo cerrado, la reactivación de las conversaciones es, por sí sola, una señal importante.
Ambas compañías tienen retos por delante, y un proyecto conjunto como este podría darles aire y margen para concentrarse en otras líneas de innovación, como la movilidad eléctrica, la conectividad o los servicios de movilidad.

¿Qué tipo de pick-up necesita Honda?
La Ridgeline, con su enfoque más urbano y de uso recreativo, no ha logrado atraer al público que busca camionetas resistentes para el trabajo diario. Honda entiende que, para competir con modelos como la Toyota Tacoma, la Ford Ranger o la Chevrolet Colorado, necesita una pick-up más cercana a los estándares tradicionales del mercado estadounidense.
En este contexto, usar la plataforma de la Nissan Frontier se convierte en una opción lógica. La Frontier, con décadas de trayectoria, ha probado su durabilidad y se mantiene como una de las preferidas por los usuarios en el segmento mediano. Si Honda logra darle su sello distintivo, con una propuesta estética renovada y equipamiento diferenciado, podría lograr una combinación ganadora.
Además, el desarrollo conjunto permitiría compartir costos, acortar plazos y asegurar una producción eficiente. Para Nissan, sería una forma de recuperar protagonismo en el sector de camionetas, tras el fin de la Titan, modelo que no logró los resultados esperados a pesar de sus cualidades técnicas.
Lo que viene
De concretarse esta alianza, la producción de la nueva pick-up podría comenzar en algún momento de 2026, lo que daría tiempo suficiente para adaptar la planta, realizar pruebas y lanzar una campaña de mercadeo sólida. No se descarta que este modelo se exporte también a otros mercados de América, incluyendo América Latina.
Por ahora, solo queda esperar que las negociaciones avancen. Pero lo que está claro es que Honda quiere una nueva pick-up, y Nissan tiene la plataforma y la infraestructura para hacerlo posible.
Si ambas partes logran cerrar el trato, estaríamos ante uno de los movimientos estratégicos más relevantes para las marcas japonesas en la región en los últimos años.
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