Los salarios crecieron en el primer trimestre de 2025 un 3,8% respecto al año pasado, según los datos que ha difundido este martes el Instituto Nacional de Estadística. Es un aumento importante, similar al que se dio en el mismo periodo del ejercicio anterior, y que consolida lo que vienen reflejando otras estadísticas retributivas: las nóminas españolas están subiendo más que los precios, en el entorno del 2% anual.
Entre esas otras estadísticas que apuntalan este diagnóstico está la de convenios del Ministerio de Trabajo, que indica una evolución en promedio del 3,35% de los salarios pactados y que escala hasta el 4,07% si el análisis se encapsula a lo acordado en lo que llevamos de 2025. Esto es un punto más de lo que establecía la senda que pactaron sindicatos y empresarios en 2023. Y, pese a este escenario favorable para las retribuciones, fue tal el golpe de la inflación tras la invasión rusa de Ucrania que el poder adquisitivo aún está lejos de recuperarse, a lo que se suma el acelerón del coste de la vivienda, no recogido en el IPC.
La Encuesta Trimestral de Coste Laboral del INE indica que a los empresarios les cuesta cada trabajador un promedio de 3.125 euros brutos mensuales, un 3,8% más que en el primer trimestre de 2024. Ese es el coste laboral por empleado, que además del sueldo incluye las cotizaciones a la Seguridad Social y las percepciones no salariales. La otra variable clave de esta estadística es el coste salarial por trabajador, que da un mejor retrato de lo que realmente percibe el empleado. Según este registro, en el primer trimestre de 2025 es de 2.290 euros, también un 3,8% superior al que marcó un año antes.
Estas cifras marcan un máximo en un primer trimestre desde que hay registros, lo que no resulta sorprendente en las estadísticas salariales, que a mayor o menor velocidad suelen ir a más. El ritmo al que lo hacen, del 3,8%, es similar al interanual que se marcó en el cuatro trimestre de 2024 (3,6% el coste laboral, 3,5% el salarial).
Este lunes también se publicó el índice de coste laboral de Eurostat, que marca un incremento del 3,6% en España en el primer trimestre de 2025. En esta estadística se aprecia una moderación de los incrementos, que de 2023 a mediados de 2024 crecieron del 4% al 5,7% interanual. Es un comportamiento parecido al del resto de países de la eurozona.
La otra estadística que radiografía con más inmediatez la evolución de los salarios es la de convenios, según la cual las retribuciones pactadas crecieron un 3,35% hasta mayo. Ese porcentaje es el promedio de 2.517 convenios colectivos de los que tiene datos el Ministerio de Trabajo, que aplican a 804.00 empresas y a 7,93 millones de trabajadores. Es decir, no radiografía todos los salarios, pero da cuenta de cómo evoluciona la negociación colectiva. Y, con esas pistas, la fuerza del alza va a más en lo que llevamos de 2025. Los 183 convenios firmados en los primeros cinco meses del año, que rigen las condiciones de 743.000 empleados, crecieron un 4,07%.
Inflación moderada
Todas estas cifras retributivas, de las del INE a las de Eurostat y las de Trabajo, coinciden al superar la evolución de los precios. La inflación interanual marcó un 2,3% en marzo, último mes que estudiaba la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, y quedó en un 2% en mayo, hasta donde alcanza la estadística de convenios.
En el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que firmaron en 2023 para atajar la crisis de precios, los sindicatos y los empresarios pactaron una senda de incrementos que recomendaba un alza del 4% en 2023, del 3% en 2024 y también del 3% en 2025. Los empleadores están elevando las retribuciones este año por encima de ese 3%, como ya sucedió en 2024, mientras que en 2023 se quedaron medio punto cortos respecto a lo pactado.
Es decir, los salarios crecen más que los precios y también superan lo pactado por CEOE, Cepyme, CC OO y UGT. Pero ello, al menos hasta el cierre de 2024, no sirve para recuperar el poder adquisitivo perdido. “Cuando comparamos con el año 2019, observamos que desde entonces se ha producido una caída del 1% también. Este recorte equivale a una pérdida de 236 euros anuales”, indicaba el equipo de estudios de Adecco en su último análisis salarial, con datos hasta el último trimestre del pasado ejercicio. “Si nos remontamos más en el tiempo, observamos que estos datos empeoran. Al comparar con las cifras del 2008, la capacidad de compra del salario medio de 2024 es un 4,6% más baja que la de entonces”, agrega el diagnóstico de la empresa de trabajo temporal.
La amenaza de la vivienda
Esta parte del análisis de Adecco se alinea con el de los sindicatos, que también vienen advirtiendo de la insuficiente evolución salarial. “Cabe recordar que desde 2007, antes del estallido de la gran crisis en 2008, los salarios no han ganado poder adquisitivo”, denunciaba UGT en su última nota sobre la evolución de los precios.
El sindicato, a la vez, advierte de la amenaza que supone para el poder adquisitivo la evolución desbocada de la vivienda: “En el primer trimestre de este año el precio de compraventa de vivienda se ha encarecido un 12,2% anual, la mayor subida registrada desde 2007. Poder acceder a una vivienda en términos asequibles resulta una misión imposible en muchos territorios”. Por ello, UGT reclama ”integrar esta problemática en el marco de las reivindicaciones salariales".
CC OO insiste en la misma línea: “El IPC no refleja toda la realidad del coste de la vida: no incluye el coste de comprar la vivienda cuyo precio está desbocado. Esta escalada obliga a las familias trabajadoras a asumir un esfuerzo económico cada vez mayor, sin que las políticas públicas estén respondiendo con la ambición y urgencia necesarias”.
Ante un nuevo pacto salarial
Con estas cartas en la mesa, está a la vuelta de la esquina el plazo en que debería arrancar la negociación para un nuevo AENC, ya que el que aplica actualmente termina en diciembre. Ni las patronales ni los sindicatos están obligados a pactar uno nuevo, y las empresas y los trabajadores a los que representan pueden acordar incrementos inferiores o superiores a los recomendados, pero no deja de ser un texto clave para orientar la negociación colectiva.
Es previsible que los empresarios afronten esta negociación con recelos, tras los sucesivos incrementos del salario mínimo interprofesional en los últimos años y que lo han elevado hasta 1.184 euros brutos al mes en 14 pagas. Estas subidas por decreto (y que los patronos rechazan) incluso han rebasado a la inflación en varias ocasiones, en un punto en el último ejercicio porque se tomó como referencia la evolución del resto de retribuciones.
Otro elemento que anticipa una posición conservadora de las patronales es la negociación para reducir la jornada, que de prosperar elevaría el coste por hora trabajada. El líder de CC OO, Unai Sordo, subrayó en una entrevista reciente que la inconcreción sobre la misma está dificultando la negociación convenio a convenio. Y el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, viene sosteniendo que el recorte de jornada podría paralizar las subidas salariales de muchos convenios.
Dada la precariedad parlamentaria del Gobierno y la mayoría absoluta de la derecha en el Congreso, es posible que para cuando arranquen las conversaciones para el nuevo AENC ya haya descarrilado la reducción de jornada. Si el debate sigue abierto o si prospera, igualmente condicionará el diálogo entre empresarios y sindicatos.
El último elemento clave que defina las posiciones de unos y otros será la evolución de los precios a futuro. El Banco de España prevé que la inflación de 2025 cierre en un 2,5% y la de 2026 en un 1,7%.