(CNN) -- La corriente en chorro, salvadora de muchos calambres en las piernas, es bien conocida por recortar aproximadamente una hora a los vuelos de larga distancia de oeste a este.
La corriente en el Atlántico es tan fuerte que los vuelos de Estados Unidos a Europa alcanzan velocidades equivalentes a las del sonido.
El sonido viaja a unos 1.224 km/h o unos 335 metros por segundo en "condiciones estándar a nivel del mar", según la NASA, un poco más de 661 nudos.
En las últimas 24 horas, los aviones de pasajeros que viajan hacia el este desde EE.UU. para cruzar el Atlántico han alcanzado hasta 1.252 km/h. Eso es un poco más de 320 km/h más rápido que las velocidades normales de crucero.
Pero si estás pensando que estos tiempos de vuelo están a la altura del añorado Concorde, cuyos estampidos sónicos solían marcar su ruptura de la barrera del sonido, es hora de que lo pienses de nuevo. Hay una diferencia entre la velocidad en tierra y la velocidad en el aire (velocidad aérea indicada, esencialmente la velocidad del avión en relación con el aire que lo rodea). Estos vuelos de pasajeros, por muy veloces que fueran, no rompieron la barrera del sonido.
Pero sí redujeron drásticamente los tiempos de vuelo. El vuelo 222 de Emirates –de Dallas a Dubai– llegó 57 minutos antes el 1 de noviembre, tras alcanzar una velocidad máxima de 675 nudos, o 1.250 km/h, frente a la costa de Terranova, según el sitio de seguimiento de vuelos Flightaware.
El vuelo 106 de American Airlines –del aeropuerto JFK a Heathrow– llegó 54 minutos antes de la hora prevista, este miércoles por la mañana, con un tiempo de vuelo de solo seis horas y siete minutos. Alcanzó una velocidad máxima de 1.252 km/h, o 676 nudos, también justo después de Terranova.
Por su parte, el vuelo 186 de Delta se dirigió de Los Ángeles a Londres a una velocidad máxima de 1.223 km/h, llegando media hora antes, el 1 de noviembre, a las 13:08 hora local.
Un avión de carga de KLM que despegó con casi cuatro horas de retraso el 1 de noviembre debía llegar con algo menos de dos horas de retraso, viajando de Miami a Amsterdam.
Explicación de la corriente en chorro
La corriente en chorro es un "núcleo de fuertes vientos que soplan de oeste a este a una altura de entre 8 y 10 kilómetros por encima de la superficie terrestre", según la descripción de la Met Office británica.
Es la razón por la que los vuelos hacia el este tienden a ser más cortos que los que van hacia el oeste, y los vuelos de larga distancia acumulan diferencias de tiempo de una hora o más, dependiendo de la dirección del viaje.
Once kilómetros por encima de la superficie del planeta equivalen a unos 37.000 pies, lo que significa que los aviones a altitud de crucero se deslizan fácilmente en la corriente en chorro.
Según la meteoróloga de la CNN, Sara Tonks, el rápido enfriamiento de esta semana en Estados Unidos (que llegó a Europa en forma de tormenta Ciaran) es el responsable de la aceleración de los vientos.
"La ráfaga de aire frío de esta semana en Estados Unidos ha aumentado la diferencia de temperatura entre Estados Unidos (¡frío!) y el océano Atlántico (¡caliente!)", explica.
"Este aumento del gradiente de temperatura está amplificando la velocidad de la corriente en chorro, que es impulsada por las diferencias de temperatura.
"Se espera que la corriente en chorro ayude a fortalecer la tormenta Ciaran, un sistema de baja presión y potencial bomba ciclónica que llegó a Europa esta noche [del miércoles]".
Derek Van Dam, meteorólogo de CNN, añadió: "Recordemos que la velocidad en tierra es la velocidad a la que se desplaza un avión, en relación con un punto fijo en tierra, frente a la velocidad en el aire, que es la velocidad de un avión en relación con el aire por el que se desplaza. En cualquier caso, estos aviones ahorran tiempo y dinero".
Por muy rápidos que sean los vuelos de esta semana, les queda un poco para compensar algunos vuelos récord previos a la pandemia.
En febrero de 2019, un avión de Virgin Atlantic voló a 1.289 km/h de Los Ángeles a Londres, alcanzando su velocidad máxima sobre Pensilvania gracias a una corriente en chorro de 321 km/h— aunque se desaceleró a solo 1.143 km/h una vez que llegó al océano. El avión, un Boeing 787 Dreamliner, suele alcanzar una velocidad de crucero de unos 860 km/h. El fundador de Virgin, Richard Branson, lo describió como "el avión comercial no supersónico más rápido de la historia".
Su récord fue batido al año siguiente por un Boeing 747 de British Airways. El jumbo de BA alcanzó los 1.327 km/h en un vuelo de Nueva York a Londres, reduciendo el tiempo de viaje de unas siete horas a poco menos de cinco. Ese mismo día, otro avión de Virgin Atlantic realizó el mismo trayecto con un tiempo de viaje de solo dos minutos más.