El paso atrás del Real Madrid femenino

hace 1 mes 49

La cúpula del Real Madrid, con Florentino Pérez a la cabeza, acudió el 27 de mayo del año pasado al estadio del Leganés con la aspiración de obtener el primer título en la corta historia del equipo femenino, fundado en 2020. Disputaba contra el Atlético la final de la Copa de la Reina, una competición en la que el Barcelona había sido eliminado por alineación indebida. La ocasión se presentaba al dedo para el conjunto blanco, que le había sacado 18 puntos a las rojiblancas en Liga y en el minuto 88 ganaba 2-0. Pero en medio del diluvio que caía esa noche de sábado en Butarque, las muchachas de Alberto Toril entraron en barrena a unos metros de la orilla. El Atlético les empató en el 95 y luego les derrotó en los penaltis. Un Lisboa femenino en toda regla.

Aquel chasco fue el inicio del paso atrás que desde entonces ha venido sufriendo el Madrid femenino, penalizado por la grave lesión a principios de la temporada (rotura de cruzado) de su estrella Caroline Weir, que el curso anterior le había dado un salto gracias a sus 19 goles y 12 asistencias.

Las blancas encajaron este domingo la 14ª derrota en otros tantos clásicos (0-3), una herida que empieza a resultar ulcerosa. Con todo, quizá lo peor de esta campaña es que, a diferencia de la pasada, también han flaqueado en las otras citas de cartel ante rivales que, en la mayoría de los casos, no se antojan tan inalcanzables como las azulgranas. Se mantienen segundas en Liga, pero su esperado acercamiento al Barça y a los puestos nobles de Europa se ha frenado.

En Champions, acabó la fase de grupos con un punto, y gracias. Solo fue capaz de obtenerlo en casa, ante el Chelsea (2-2), gracias a un penalti cuya falta se produjo fuera del área (no hay VAR). Luego perdió los cuatro partidos contra el París FC y Häcken. “Esto es fútbol”, dijo Toril, al que no se le ha escuchado una palabra de autocrítica, cuando cayó contra las suecas cuatro días después del 5-0 encajado en Montjuïc en Liga. Y en Copa de la Reina, acabó fuera en cuartos por el Atlético (2-1), al que tampoco pudo vencer en Liga a domicilio (1-1).

El martirio con el Barcelona

No todos sus males han sido el Barcelona, aunque cada clásico ha resultado una tortura. Las estadísticas resultan corrosivas en Valdebebas. El balance de goles es 6-49 en su contra. No ha marcado en los últimos cuatro duelos (1-0, 5-0, 4-0 y 0-3) y la última vez que lo hizo, en la Supercopa de 2023 (3-1), acabó perdiendo en la prórroga tras jugar una hora con una jugadora más por la expulsión de Irene Paredes.

En los últimos seis encuentros, desde que Opta toma registros, el Madrid ha realizado apenas siete tiros a puerta por los 45 de las culés. Este domingo, el único que logró se produjo casi en el 90, con todo resuelto. Sin Weir en toda la campaña, los fichajes no han sido capaces de cubrir el socavón (Signe Bruun lleva nueve tantos y Hayley Raso solo ha sido titular en la mitad de los choques ligueros) y el centro de la defensa se ha agrietado con frecuencia.

Dentro del mutismo habitual de un equipo que no ofrece ruedas de prensa (salvo cuando la competición -Champions, Copa y Supercopa- se lo obliga), todas las declaraciones públicas de Alberto Toril han sido una llamada a la paciencia y, en ocasiones, un elogio al equipo pese a algunos reveses claros. “Muchas veces, las expectativas son demasiado elevadas. Tenemos claros cuáles son nuestros objetivos. Tenemos pocos años de vida. El momento llegará, seguro”, afirmó tras el 0-4 del pasado enero en la Supercopa. “Estoy contento con la trayectoria”, apuntaló unos días después. Unas palabras públicas que casan con las que dedicó en privado a las jugadoras este domingo tras el 0-3 de Valdebebas y que captó la televisión: “Volveremos a intentarlo. Os felicito por el trabajo. No os vayáis tristes, ¿vale? Seguid intentándolo, ¿de acuerdo?”, les dijo en el centro del campo el técnico blanco, con contrato hasta final de esta temporada.

Y cuando el verdugo fue un rival más terrenal, como el Atlético, el fondo del discurso tampoco varió. “Estamos en los objetivos del club, que es clasificarnos para la Champions. Si conseguimos la segunda plaza, será muy positivo”, zanjó el pasado febrero después de la eliminación de Copa, sin que mediara el Barça.

Tiempo, paciencia y hasta fe. A eso se ha ido encomendando Toril en las sucesivas derrotas en las citas más señaladas mientras en el día a día de la Liga, sin gran brillo, ha hecho valer su superioridad económica para consolidar una posición cómoda y cumplir con la nota mínima: segundas, ahora con seis puntos de ventaja sobre el Levante (los dos irían a la Liga de Campeonas) y siete sobre el Madrid CFF.

A varias Lunas del Barcelona, muy endeble en la Champions y derrotadas por el Atlético en Copa, las grandes jornadas, termómetro de la evolución del proyecto, han dejado un Madrid femenino un paso por detrás de lo esperado.

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